Los propósitos para el año nuevo

El mes de enero es ese momento del año que mucha gente escoge para empezar a ir al gimnasio, para dejar de fumar, para intentar ser más cariñoso o para ser más ordenado…

¡Eso es mera vergüeción, personas que intentan superarse y que creen que esta vez si! El único problema que tienen los propósitos es que los olvidemos a menudo antes de terminar el mes de enero.

Sería deseable que la ilusión motivadora por cambiar la mantuviéramos durante todo el año, no hace falta que sea cada día, hay días que no estamos para mover montañas, pero cuando estos días pasan, entonces tenemos que recuperar el empuje. La mayor parte de los cambios no requieren que nos ayude ningún psicólogo, solo debemos tener en cuenta unas pautas muy sencillas para tener éxito:

-Plantear un solo objetivo a la vez

-Que sea concreto y realista

-Que sea persistente al ponerlo en práctica

-Que compruebe si funciona o no

-Si no funciona, he de volver al primer punto una vez y otra

¿Por qué fracasamos reiteradamente si es tan fácil? A menudo es una combinación de varios factores. En primer lugar muy pocas personas se plantean objetivos concretos y realistas, a veces no son realistas porque no tenemos el tiempo mental para ellos. A otras personas les coge la falacia del cambio y empezamos con cuatro o más cambios simultáneos. La persistencia a menudo cae para no creer en nuestra capacidad de cambio o para empezar a dudar sobre el objetivo en sí. Y finalmente, cuando se hace evidente que no hemos conseguido lo que hemos propuesto, cae toda la ilusión, la fe en uno mismo y el empuje para seguir desvaneciendo.

La verdad es que los procesos de cambio son largos para todos, es extraño que algo que se nos ha resistido durante años, de golpe lo logremos. No es que sea muy complicado, si no que nuestras vidas van muy cargadas de pequeñas tareas y de múltiples distracciones, no perder el foco y persistir pide tozuchería.

Quiero compartir con vosotros una reflexión en relación con los cambios personales, les dedicamos mucho menos tiempo y dedicación que al trabajo, los estudios y a que otras responsabilidades impuestas exteriormente. Si nuestra cabeza nos dijera que para cobrar el mes de febrero tenemos que estar todo el mes sin fumar, no tengo duda de que una enorme mayoría lo conseguiría. Trabajamos mucho por los demás y poquito por nosotros mismos.

Para terminar, os poneré un ejemplo propio de que no sea demasiado íntimo: hacer ejercicio físico. Para mí era más o menos fácil cuando tenía unos cuantos años menos y no tenía a mi hijo, ahora tengo menos tiempo y para hacer ejercicio hace falta más ingenio y decisión. Lo que me funciona mejor es cuando asocio el ejercicio a otra actividad que para mí es más placentero: si hago ejercicio sola en casa aprovecho para ponerme música; para hacer ejercicio en el exterior me va bien quedar con alguna amiga o incluso proponerlo a los grupos de actividades sociales que puedo ahora como parte de mi actividad profesional.

El éxito lo encontraréis en la tozudo y en la prueba error. ¡No os canse nunca de invertir en vosotros mismos!

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